La ópera, escrita por Raoul Gunsbourg, se basa en la obra de teatro “Le Chevalier de La Longue Figure”, de Jacques Le Lorrain, y en algunos episodios de Don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes.

Con un decorado perfecto, inspirado en los grabados de Gustave Doré, y un vestuario elegante, la ópera llega al alma de los que aprecian las numerosas interpretaciones del clásico de la literatura.

Para Ivo Bonfiglioli, jefe del Departamento de Música del Colegio, el espectáculo lo sorprendió. “Se realizó un montaje de alta calidad. El decorado es sencillo, pero fantástico en todos los actos, lo que demuestra que lo sencillo puede ser majestuoso. La parte musical fue muy bien dirigida y sincronizada por los directores del coro y de la orquesta, a lo que se sumó la competencia de los cantantes solistas”, dijo Ivo.

Para Elisabete Martins, una de las profesoras de Danza del Colegio, la ópera la emocionó: “Fue muy bien realizada, los actores estaban impecables en sus interpretaciones, los detalles del decorado y del vestuario acaparaban las miradas de todos y la orquesta aportó emoción. Teníamos ganas de formar parte del espectáculo.
El cuerpo de baile estaba muy bien ensayado y aportó armonía al contexto al retratar la danza española con movimientos fuertes y, al mismo tiempo, suaves”.

En los cinco actos, la ópera presentó a un Quijote tan ingenuo como valiente y una Dulcinea tan encantadora como conflictiva. En el ambiente acústico privilegiado del Theatro São Pedro, la orquestra dirigida por Luiz Fernando Malheiro ejecutó con perfección la melodía y el ritmo de la obra, tocó profundamente la emoción y otorgó al personaje de Don Quijote, interpretado con esmero por el bajo estadounidense Gregory Reinhart, dramatismo, romanticismo y virilidad. Completó el espectáculo la chispa de comicidad del fiel escudero Sancho Panza, interpretado por el barítono Eduardo Amir.

Fotos Tatiana Maria de Paula Silva

Más información: http://www.theatrosaopedro.org.br/opera-dom-quixote/