La versión acústica de una canción electrónica es todo un éxito entre los alumnos de Enseñanza Fundamental II
Los alumnos transponen el ritmo del ordenador a instrumentos musicales acústicos
Por: Tatiana Maria de Paula Silva |04 de junio de 2014.
Enfrentar el desafío de acercar la cultura joven del universo educativo es tema de estudio y reflexión de los profesores de todas las asignaturas. En muchos casos, la escuela no consigue hacerles la competencia a los medios de comunicación y a otras actividades de interés propias de los jóvenes. Sin embargo, aunque se piense lo contrario, ese desafío también está presente en las clases de música.
En 2014, para los alumnos de 8º y 9º, la programación del departamento de Música buscó en el repertorio de los alumnos la canción idónea para poner en marcha los trabajos y despertar el interés por las clases.
Para enfrentar esa realidad los profesores de música mezclan el interés de los alumnos con lo que es importante aprender. “Me doy cuenta de que en los últimos años, por influencia del Funk y del Hip Hop, la música ha sido mucho más recitada que cantada y la melodía queda en segundo plano, aunque muchos grupos jóvenes consigan fusionar muy bien las dos cosas,” comenta el profesor Ivo Bonfiglioli, coordinador del departamento de Música.
Proponer una versión acústica de una música electrónica fue una de las salidas encontradas para atender las características de parte de esa generación. Para el primer proyecto de este año, los alumnos tocaron la canción Titanium del disc-jockey David Gheta, utilizando instrumentos como el xilófono y el cajón; “Comenzamos los trabajos por esta canción porque aun siendo electrónica, tiene una melodía bonita y trabajada”, explica el profesor Ivo.
Al presentar la canción en la primera clase, la aceptación del grupo fue general: “Sabemos que a muchos de los alumnos les gusta cantar, pero cuando proponemos una canción popular brasileña, son pocos los que se presentan. Cuando la canción está más cercana a su universo, la mayoría quiere cantarla. Para estimular el interés buscamos alternar los estilos y presentar otros géneros pues nuestro objetivo es que amplíen el repertorio musical sin depreciar lo que oyen,” comenta la profesora Ana Maria Premero.
Cada dos o tres clases los alumnos se organizan, ensayan, dirigen y graban la canción aprendida; después, se turnan en los instrumentos y eligen con los profesores otra canción. A cada nuevo proyecto los intereses se modifican. Para la canción Royals de la cantante neozelandesa Lorde, hay tres vocalistas y el alumno Murilo Enrique Dorion Nieto de 8º A, al que le gusta mucho la guitarra y el rock, decidió tocar un visceral cajón porque según él, “la guitarra resulta muy floja en esta canción”.
Las clases de música enseñan mucho más que conocer y tocar un instrumento pues los profesores trabajan la cooperación, el trabajo en grupo, el respeto y la tolerancia. Las clases son muy semejantes al ensayo de una orquesta. “El obstáculo es coordinarlos para que sepan el momento de tocar el instrumento. También tenemos cuidado de no exponer ningún alumno sin dejar de motivarlo a intentarlo”, explica la profesora Amália Luisa Senise Cunha Freire.
Fotos: Tatiana Maria de Paula Silva