En medio del deslumbrante paisaje natural de la región, entre comunidades de origen cimarrón y antiguas canteras de cristal en el corazón de Bahía, el gesto solidario y la mirada atenta y generosa con relación al prójimo fue la tónica de los siete días, cuyo impacto se puede dimensionar en las palabras de Daniel Winter, alumno de 3er año de Enseñanza Media y uno de los viajeros: “durante el viaje, tuve la oportunidad de ver una realidad que, para mí, era desconocida; una realidad dura y cruel, pero que contrasta con la amabilidad de las personas que viven allí. Una realidad que merece ser vista, discutida y que debe también enfrentar el desafío de cambiar y de desarrollarse preservando a su gente, su música, su arte, su culinaria y su rica historia. Ese sentimiento de enfrentar desafíos y ganas de cambiar fue lo que traje de Chapada da Diamantina”

Letícia Moutinho, también de 3er año de Enseñanza Media, relata así el efecto transformador de esa experiencia: “puedo decir que antes de este viaje yo era un poco egocéntrica, como todo paulista que suele caminar por las calles, cada uno en su pequeño mundo, mirando hacia el suelo. Cuando llegamos a Bahía, me di cuenta de que allí las personas se relacionan de una manera diferente: no va cada uno a su aire sino con un apego muy fuerte hacia los demás o, como ellos mismo dicen, co cariño bahiano. Después de este viaje, creo que me volví menos egocéntrica, dejé de mirar solo a mi propio ombligo y pasé a apreciar la ciudad en sí…”

Los viajes suelen ser oportunidades de crecimiento y descubrimiento. Clara Teixeira, alumna de 2º año de Enseñanza Media, destaca el autoconocimiento como uno de los beneficios de viajar: “Esta jornada nos impactó de tal forma que ya no podemos ver nuestra vida cotidiana con los mismos ojos: nuestra ciudad, nuestro colegio, nuestros compañeros y conocidos, nuestra situación socioeconómica y sociocultural. La visión de nuestro grupo es ahora más crítica y más consciente de la disparidad entre la ciudad-núcleo y el interior del país. Con solo poner los pies en la tierra y respirar el polvo de los caminos de Bahía pudimos comprender por completo la lucha del Instituto Brasil Solidario por un país mejor.”

Donación de libros y sonrisas

En dos años de campaña, la comunidad cervantina ha donado casi tres mil ejemplares, parte de los cuales se entregó en octubre, durante el viaje de nuestros estudiantes. La llegada a la escuela de Caeté-Açu, donde está instalada una de las bibliotecas que recibieron las donaciones, fue para Beatriz Buendía, alumna de 2º año de Enseñanza Media, uno de los momentos más emocionantes:“nos recibieron con obras de teatro, capoeira, abrazos, sonrisas y mucho cariño de todos los profesores, alumnos y empleados que estaban allí. ¡La alegría y el cariño de esas personas es simplemente impresionante!”.

Y al participar en la ceremonia de entrega de libros a la biblioteca, Letícia Moutinho pudo constatar que donar hace bien a quien recibe y también a quien dona: “el momento que más me marcó fue cuando entregamos las cajas de libros donados. Los libros ya leídos y que normalmente quedarían olvidados en algún rincón de la casa, pudieron llevar inmensa felicidad a niños y niñas que no disponen de tantos recursos como nosotros. En el momento en que entregábamos los donativos, la sonrisa que surgía en el rostro de cada niño o niña era algo encantador…”.

Para Clara Teixeira