El té con las abuelas 2014
El encuentro entre abuelas y nietos proporciona el intercambio de experiencias y algunos momentos emocionantes

Por: Tatiana Maria de Paula Silva | 5 de junio 2014.

Para finalizar los trabajos desarrollados a lo largo del trimestre sobre la “Línea del Tiempo”, las abuelas de los alumnos de 2º de Enseñanza Fundamental fueron invitadas a relatar las experiencias escolares, los juegos y los hábitos de su infancia.

A lo largo de los años, el Té con las abuelas se ha convertido en un tradicional evento del Colegio que ya está en su 14ª edición. Repartido en dos días, recibe aproximadamente 60 abuelas que dedican un poco de su tiempo a compartir sus recuerdos de infancia con los nietos.

Cada año, las que por alguna razón no han podido acudir se hacen presentes enviando testimonios en vídeo o por escrito como una forma de reducir la distancia y participar del momento tan importante de reconocimiento y fortalecimiento de los lazos familiares.

José Tomas Carlini Castillo de 2º C se emocionó al oír leer la carta de Lela, la abuela que vive en Chile, durante las presentaciones de las abuelas. Otras abuelas, que viven en otras ciudades y países, también enviaron todo el cariño expresos en palabras a sus nietos.

En clase, durante aproximadamente 40 minutos, afectuosos relatos nos conducen al pasado y diseñan un panorama de la época de los juegos en la calle, de las muñecas de tela, de los recuerdos del internado, de la infancia en Portugal, España, Italia, en la casa de campo o en las calles de una São Paulo distinta de la de hoy.

Durante los relatos, fotos, álbumes, juguetes antiguos, como el oso de peluche guardado desde hace 74 años o el primer libro, circulan por la sala en las manos cuidadosas de los niños que saben respetar lo que es memoria.

Acompañadas de sus nietos, las abuelas son invitadas a merendar y entre el olor a la tarta de zanahoria y el pan de queso las conversaciones prosiguen y los recuerdos aún vivos siguen manifestándose.

El Té con las Abuelas, más que proporcionar el rico intercambio de conocimiento entre distintas generaciones, realza el respeto por la memoria, valora la ascendencia y proporciona el rescate de la historia individual.

Las abuelas, que poseen el inherente don de la narrativa, son en su esencia las mejores cuentacuentos. ¿Reales o imaginarios? No importa. Pues, ¿hay cosa mejor que oír una historia de la abuela?